lunes, 6 de abril de 2015

The great revolutions period: the US (1763-1783)

The independence movement: how did it start and how did it develop?

This is one of the most important phases of the American history, which led to the independence of the American colonies from the metropolis. This supposed the first big defeat of Great Britain after the Hundred Years’ War, as well as the beginning of what would be the fall of the overseas British Empire. On the other hand, despite the human loss that North America suffered (70,000), this meant their independence towards the exterior and the beginning of a new era.


George’s III of the United Kingdom reign (1760 – 1820) threatened the renovated colonists’ hopes that emerged with the Treaty of Paris (1763), which established the British control over what previously was French territory, as a consequence of the results of the Seven Years’ War. 

The parliamentary group King’s Friends, supported by George III, set a series of highly restrictive measures towards the American settlers’ rights. These measures, jointly with some other proposals such as the Stamp Act (1765), were the precedent of a series of turbulences that took place in Boston.  All this tension in the relations with the metropolis lead to the boycott of British products, as an answer to the Townshend Acts (1767), which set up new taxes to American imports. The separatist movement began to take shape in the form of the Common Sense pamphlet (1776) by Thomas Paine, preparing the ground for an upcoming revolution in order to proclaim the independence. Despite that, Great Britain did not take any action to contain the growing independent sentiment that was starting to flourish in North America (in the sense of more flexible measures). Maintaining the tea’s taxes, ensuring the East India Company monopoly over the product did not help at all, and it lead to the Boston Tea Party (1773). Colonists attacked merchant ships as an answer to the British oppression over them. The first continental Congress took place in 1774 in Philadelphia.
The delegates from the twelve colonies (Georgia did not send one) elaborated a Declaration of Colonial Rights and decided to suspend commercial relations with Great Britain up till the moment when the colonists’ rights were reestablished.

In April 18, 1775 the first confrontation between the American troops and the Royal troops took place in Lexington (Concord and Bunker Hill battles). It was the beginning of the American Revolutionary War (1775 - 1783). 


For those interested in the topic, you can find more interesting information here:

www.ushistory.org

domingo, 5 de abril de 2015

La integración Europea: un largo camino recorrido y todavía mucho por recorrer

 Nos encontramos en la actualidad en una Unión de la cual muchos de sus ciudadanos no conocen sus ya relativamente antiguos fundamentos. Gran parte de la población, no sólo a nivel mundial, sino los mismos ciudadanos de la Unión, conciben lo que llamamos Unión Europea como algo que ha surgido de la nada, como un mero acuerdo al cual diferentes Estados han decidido adherirse. Crece en la actualidad el descontento con este “invento”, el cual parece que no está dando los resultados deseados, al menos en el aspecto económico. Se pueden considerar baches en el camino o bien puede entenderse como una gran brecha que va a hacer difícil conseguir los objetivos que se plantearon en un principio.

Cabe hacer una aclaración respecto a la forma en que surgió la Unión Europea, la idea de una Europa unida. No se trata de un pacto o un mero acuerdo que haya dado lugar a lo que ahora tenemos, sino que estamos hablando de un proceso de integración que empezó ya en el siglo XIX y del que se podría, incluso, encontrar precedentes con anterioridad, ya que la idea de una Europa con rasgos comunes comienza a surgir en el siglo XVII, con los tratados de Osnabrück y Münster (Paz de Westfalia, 1648). Es con el sistema europeo de Estados que este conjunto de pueblos que se encuentra en el continente europeo se comienzan a dar cuenta de que tienen algo en común, algo que les hace diferentes al resto. A pesar de ello, aun habrían de tener lugar muchas guerras fratricidas que pondrían en peligro esta idea de unión, pero que a su vez sirvieron como argumento para fundamentar la necesidad de la misma para evitar acontecimientos de la misma naturaleza en un futuro.

Destaca ya en el siglo XX el papel de Aristide Briand y su propuesta de federación (denominada Unión Europea). A pesar de ello, el contexto histórico no permitió que evolucionara esta idea. La gran depresión del 1929, sumada a los fascismos que comienzan a nacer en Europa rompen con esta idea de unidad de pueblos europeos para realzar los nacionalismos. Todo esto desembocaría en el acontecimiento del siglo: la Segunda Guerra Mundial. Europa terminó destrozada por completo, tanto en el plano económico como en el anímico. Además, nos encontramos ahora ante una Europa dividida (división de Alemania) y con grandes presiones por parte del bloque comunista para intentar ganar posiciones en el viejo continente. En contraposición encontramos el plan de los Estados Unidos para plantar cara a la posible expansión del comunismo en Europa: el Plan Marshall. A grandes rasgos se puede considerar un plan ideado para la reconstrucción de Europa después de la penuria económica que sufrían la mayor parte de Estados tras la guerra. Sin adentrarnos en detalles, el Plan Marshall exigía a los Estados europeos cierta organización para hacer efectivo el soporte económico por parte de los Estados Unidos. Encontramos aquí ya cierta organización en común, con el trasfondo del incentivo económico propuesto por los Estados Unidos de América.


Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, y en el contexto de principio de cooperación entre los Estados europeos, tiene lugar el Congreso de Europa en 1948, de la cual surgiría, además del Consejo de Eruopa, la CECA (Tratado de París, 1951), que sería el primer paso de la integración europea. Se pretende así establecer cierta paz entre Alemania y Francia, mediante la creación de un mercado común, a pesar de que sólo sectorialmente, es decir, limitado al carbón y el acero (recursos esenciales en la época y muy vinculados con la producción bélica).  Tal como indicaría Schuman en su histórica declaración en 1950, no debía entenderse la CECA como un fin en sí misma, sino que era el inicio de un proceso de integración que se iría moldeando en los próximos años y que daría lugar a la Unión Europea tal como la conocemos ahora, mediante posteriores modificaciones y aportaciones en forma de tratados (Ámsterdam, Maastricht, Lisboa…), pero que no serán analizados en esta ocasión.

Fuentes: Instituciones y Derecho de la Unión Europea (Araceli Mangas Martín, Diego J. Liñán Nogueras)

jueves, 17 de enero de 2013

Martín Lutero y la inestabilidad del Euro, UPF - César Molinas (Análisis del discurso)


Martín Lutero y la inestabilidad del Euro

Discurso ofrecido por Por César Molinas, Facultad de Derecho y Economía, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona (17 de enero de 2013)
Análisis del discurso por Jesús Pérez Martín, estudiante de Derecho en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona

Introducción

La situación económica de los países periféricos de Europa es sin duda peor que la de aquellos del centro y del norte del continente. Se ha tratado de dar una explicación coherente a esta realidad desde distintos puntos de vista. En esta ocasión se nos plantea la teoría de que esta situación puede darse por lo que Molinas califica como gen católico de la deuda. Gen católico de la deuda en el sentido de que se trata de justificar en la gran caída de natalidad durante los últimos años la situación económica actual. El sector católico, actualmente, propone métodos como la prohibición de los métodos anticonceptivos para tratar de reactivar la tasa de natalidad, y, de esta forma, conseguir solucionar los efectos que éste habría provocado y que ahora sufrimos.

Reforma protestante y sus efectos en la economía europea

A medida que avanzaba el proyecto de una Unión Europea, del cual ya podemos encontrar los primeros indicios en el siglo XIX, estaba claro que la zona monetaria que se planteaba no era la más óptima para llevar a cabo un proyecto de tal calibre, en el sentido de ser tan integrista como se planteaba en un principio. Según Molinas, aquí cobra importancia el papel de Martín Lutero.

Ahora parece que nos encontramos en un camino sin salida. El euro, tal y como se plantea en la actualidad, parece un invento insostenible. A su vez, tampoco parece viable una eventual salida/destrucción de esta moneda, por las graves consecuencias que tendrían lugar. La solución, entonces, consiste en modificar el concepto actual del euro. Se ha de modificar, en un proyecto a largo plazo, planeado, el cual podría tardar en llevarse a cabo más de dos generaciones, pero que, sin duda, se ha de llevar a cabo.

El discurso de César Molinas

A continuación se plantean las ideas principales del discurso ofrecido por César Molinas, entendidas desde mi punto de vista.

Comenzamos por analizar la sociedad en la que se encuentra el problema. Se trata de la sociedad occidental, aquella basada en la individualidad, debido en gran parte al gran peso que ha tenido a lo largo de su historia la Iglesia. Esta sociedad dio un paso importante en el siglo XVI. Aquí es donde cobra importancia la figura de Martín Lutero. Se descubre, a lo largo de este siglo, que la Iglesia no es necesaria para hablar con Dios. Lutero plantea lo siguiente: que la Biblia habla con todos nosotros y que con la interpretación que hagamos podemos llegar a entender el mensaje que Dios quiere hacernos llegar.

Parece poca cosa, a simple vista, pero la realidad es bien distinta. Hay un elemento clave en todo esto. La gente necesitaba saber leer para poder entender el mensaje de Dios y poder comunicarse con él. En los Estados protestantes, a medida que pasaban los años, la tasa de analfabetismo iba descendiendo de forma muy marcada. Además, para entender el mensaje de Dios, los creyentes también debían hacer uso de la razón, debían ser capaces de llegar a entender por ellos mismos lo que Dios quería decirles.

Todo esto tenía lugar en los Estados donde predominaba el protestantismo. En los países de tradición católica, en cambio, no tuvo lugar este proceso. Esto dio lugar a una gran diferenciación entre Estados con distinta tradición religiosa, ya que aquellos donde predominaba el protestantismo contaban con una capitalización humana mucho más elevada, es decir, contaban con un factor clave para aumentar la productividad respecto a aquellos Estados de tradición católica. Esto, sumado a la evolución que tuvo lugar con la Ilustración, de nuevo, en los Estados de mayoría protestante, hizo aun más profunda la brecha entre unos y otros. Parece evidente que los países que ahora calificamos como periféricos (Italia, Grecia, Portugal y España) quedaron al margen, o al menos, no llegaron con tanta intensidad estos dos procesos de culturización, esenciales en el desarrollo de nuestro continente, así como de la humanidad.

Avanzamos en el tiempo y llegamos al momento (en realidad es un proceso) en el que los países de la Eurozona llegan a la conclusión de que aquello que se había iniciado con la CECA debía evolucionar y se debería conseguir la creación de un bloque económico. En primer lugar, había un hecho muy importante, que, o no se tuvo en cuenta, o se obvió, o se creyó que se podría solucionar: las grandes diferencias entre los países que llegarían a formar Europa tal y como la conocemos ahora. Estas diferencias, no sólo culturales, que quedaban casi zanjadas por el hecho de que no es una unión solo económica, sino que también cultural puede que hagan de nuestra actual Unión Europea un proyecto fallido. Con la Unión zanjaban los conflictos y diferencias entre los países de la Eurozona, con lo cual desde el punto de vista de la paz en el continente fue un gran paso (teniendo en cuenta todas las guerras entre pueblos europeos que habían tenido lugar con anterioridad), pero ¿es un paso dado en la dirección correcta? Desde el punto de vista económico, lo más lógico es decir que no. Antes de formar esta Unión ya muchos economistas se aventuraban a hacer sus predicciones sobre la UE y muchos de ellos eran escépticos. Quizá lo más lógico hubiera sido hacer caso de esas teorías, pero en Europa se decidió seguir la dirección del integrismo, nos aventuramos a un peligroso proceso el cual todavía está teniendo lugar.

El gran problema que la mayoría de economistas preveía es que al incluir países con niveles de productividad tan diferentes, se crearían problemas de gran calibre. Se elimina la capacidad de devaluar la moneda, como podían hacer antes los países con dificultades económicas para volver a ser atractivos a las inversiones y por tanto más competitivos, herramienta esencial en la economía tal y como se entendía hasta el momento.

Sumado a este problema, ya de por sí bastante importante, se suma el hecho de que estamos sumergidos en un proceso de globalización, que no es un problema en sí, pero hemos de reconocer que nos ha cogido desprevenidos y despistados. Contamos con flujos de información que nos avasallan cada día y que pueden desconcertar a cualquiera.

Como consecuencia, ahora ya no podemos devaluar la moneda, como hacíamos en el pasado, sino que hemos de devaluar la economía real, un proceso mucho más duro y con muchas consecuencias sociales nada agradables. Además, no contamos con ningún tipo de precedente del cual podamos aprender. No contamos con soluciones razonables, para solucionar una crisis de deuda como la que estamos sufriendo en la actualidad. Solo podemos hablar de crisis como la del 1929, la cual se solucionó años más tarde, en parte por la II GM. El problema, es decir, el desafío que tenemos delante nuestro es encontrar una solución pacífica a este problema, y por ahora esto no parece nada fácil.

Sumado a este problema, también encontramos en España la creación de una burbuja inmobiliaria, cuyo estallido ha sido muy perjudicial para nuestra economía. Por si ya fuera poco, tenemos que en nuestro país todavía no se ha hecho una reforma del empleo a consciencia. Hace falta una reforma de la economía, buscar un sector rentable en el que fijarnos y emplearnos, y dejar de lado la construcción, que ya hemos visto más de una vez que solo va a traernos problemas, ya que está más que demostrado que aquí no se sabe gestionar correctamente.

Según César Molinas, yo interpreto que no podemos tocar fondo, no vamos a llegar a tocar fondo, ya que no es posible en esta economía, pero también va a ser muy difícil, si no imposible, recuperar el crecimiento económico.

Las exportaciones están creciendo en nuestro país, eso es un hecho. Muchas personas creen que esto es una señal de recuperación económica. El dato es positivo, pero en ningún caso se ha de tener como un referente para determinar si un país esta yendo en la dirección correcta. Lo que si sabemos seguro es que se han de tomar muchas medidas duras y hacer muchos ajustes que todavía no se han llevado a cabo. Además, se ha de estimular la demanda interna de países desarrollados, lo cual países en esa situación (Alemania, por ejemplo) no están dispuestos a hacer, aunque tampoco quieren que el euro se fracture, ya que no está en sus intereses que eso suceda. Lo que no quieren es, sobretodo, transferencias permanentes con el sur de Europa.

Conclusiones finales

Ante todo esto, y en especial, en relación con la primera sección del discurso, la dirección a seguir, parece que es la mejora del capital humano. Terminar con esa distancia que hay entre los Estados del norte y los del sur o periféricos. Para eso hace falta mejorar la educación, mejorar las generaciones futuras, pero es un proceso costoso, largo, y que no va a dar resultados a corto plazo, por lo que no está en los intereses de los políticos llevarlo a cabo, lo cual es un gran problema.

Después de haber atendido a esta conferencia, me surgieron unas preguntas, planteadas a continuación a modo de reflexión sobre el tema:

  • ¿Qué otros factores, además del religioso, han afectado a las diferencias entre el norte y el sur?
  • ¿Qué hay sobre las migraciones? ¿No han afectado a la difusión en otras zonas de las prácticas Protestantes?